Recientemente me encontré en una habitación con un grupo de
total extraños. Mientras escuchaba hablar a cada uno, me di cuenta de que los
estaba prejuzgando. A veces el sentimiento era cálido y apreciativo. Pero más a
menudo, era del tipo “Uau, que gente hueca y vacía de contenido”. Al principio
estaba preocupado por ese reflejo mental. Pero entonces fui golpeado por un
destello de intuición. Mientras miraba alrededor de la habitación me di cuenta
de que si cada uno de ellos esta vivo gracias a la misma energía – sea Dios,
carbono, química, o lo que sea – entonces cada uno era esencialmente la vida
haciendo lo mejor que puede. De repente mis juicios fueron remplazados por un
amplio sentimiento de amor, y envalentonado por mi epifanía, yo meditaba sobre
un amigo con quien recientemente había tenido problemas. Ahora veía esa persona
no como un cerdo arrogante, pero como “la vida haciendo lo mejor que puede por
el”. Y ahí mi idea se hizo más profunda. Ahora creo verdaderamente que la
habilidad de suspender juicios y dejar que el amor fluya, funciona muy bien con
completos extraños.
Michelle Janneke. Bailecito.
Ser artista sin hacer arte, es tener un alma de colores.
Quiero locas. Locas por vivir, locas por amar, locas a lo Kerouac.
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